La columna y fundamento de la verdad​

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“La casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.” (1 Timoteo 3:15)​

Inspirada por la descripción que la iglesia primitiva hacía de su comunidad como "Guardianes de la verdad", ANBI se fundó en 2008 en respuesta al llamado de la Iglesia Yulbang y el Ministerio Zoe, ministerios dedicados a restaurar y defender las verdades eternas de las Escrituras. Nuestra misión es capacitar a pastores y ministros para liderar iglesias santas y puras en estos últimos días, firmemente cimentadas en la verdad bíblica y guiadas por el Espíritu Santo.

Para lograrlo, ANBI ofrece un programa integral de capacitación que integra las enseñanzas completas de los sesenta y seis libros de la Biblia. Un elemento obligatorio de nuestro currículo es el dominio de los idiomas bíblicos originales —hebreo y griego—, lo que capacita a nuestros ministros para profundizar en las Escrituras y transmitir fielmente sus verdades.

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Un Seminario “de la Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia”

Siguiendo el modelo de la iglesia primitiva, ANBI funciona como un seminario intrínsecamente conectado con la comunidad eclesial. Enraizado en la iglesia, se dedica a capacitar ministros para servir a cada faceta del cuerpo de Cristo. En definitiva, nuestra visión va más allá de impartir conocimiento; se trata de servir activamente y construir una iglesia vibrante y gloriosa.

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"Sistema de Verdad Integrativa"
ANBI se dedica a establecer un sistema integral de verdad, firmemente arraigado en la Biblia y proclamado a través del Ministerio Zoe. A través de pastores y ministros, este sistema fluido de verdad está diseñado para guiar a la iglesia hacia la plenitud de Cristo. Nuestro currículo explora intensivamente temas bíblicos clave, como la cristología, la soteriología, la antropología, la eclesiología, la pneumatología y la escatología, unificándolos en el marco del Reino de Dios. En ANBI, cada estudiante está preparado para sumergirse en la Palabra: nutriendo su espíritu, aceptando el arrepentimiento, obedeciendo los mandamientos de Dios, humillándose en oración y, en definitiva, encarnando y revelando la verdad en cada aspecto de la vida.